8/29/21

Tercer Día

 



ORACIONES INICIALES DIARIAS (Usar el material publicado en el chat)

JACULATORIA:


¡Santísimo Sacramento, te adoramos desde el Corazón Inmaculado de María de Coromoto!

LA VIRGEN Y LOS NIÑOS


Iban pasando los meses y se adelantaban los trabajos de la construcción del asentamiento y campos de labranza. Los niños eran los encargados de buscar agua a la quebrada para los usos domésticos; pero, con frecuencia se tardaban demasiado y por eso eran castigados, hasta que se descubrió que la razón de la tardanza era la Bella Señora, que con su amorosa sonrisa se seguía apareciendo y su celestial presencia los cautivaban tanto, que no se cansaban de admirarla y que por eso se les iba el tiempo. Cuando los adultos iban a tratar de verla no veían nada, porque solo los niños la podían ver. Por lo que contaban los niños, las apariciones de la Bella Señora se hicieron famosas, así como las aguas de la quebrada. Estas aguas se pensaban que eran milagrosas, porque varias veces se mandaron a Europa y después de muchos meses llegaban tan frescas como cuando las tomaron de la quebrada.

El abnegado español cumplió su cometido con el mayor cuidado, sin escatimar esfuerzo alguno para hacerles cómoda y placentera su permanencia en Coromoto. Los aborígenes construyeron allí su ranchería, recibieron tierras distribuidas y contentos asistían a la explicación doctrinal, que con muchos frutos les daba el buen Encomendero, ayudado en esta ardua empresa por su Señora y dos compañeros. El éxito iba coronando este trabajo Apostólico pues, poco a poco, los indios recibían las aguas bautismales y se regeneraban en este baño purificador.

MEDITACIÓN

En este tercer día vemos cómo la Santísima Virgen suele conseguir en los niños sus testigos más elocuentes. La Palabra de Dios es muy clara cuando nos pide que seamos como niños para ir al cielo (cf. Mc 10,14). Los niños expresan de una forma muy clara las virtudes que la Virgen quiere sembrar en nuestros corazones: simplicidad, pureza, inocencia y, sobre todo, abandono en las manos de nuestro Padre Dios. Por eso la Consagración al Corazón Inmaculado de la Virgen de Coromoto ha de despertar en nosotros una conciencia filial, la serena alegría de reconocer en nosotros el misterio profundo de que somos hijos de Dios. También de que somos, en Cristo, hijos de María. Esta es una conciencia bautismal. Por el bautismo somos constituidos hijos de Dios en Jesucristo, el cual en la cruz nos pidió reconocer a María como Madre nuestra (cf. Jn 19,26). Cuando vemos los testimonios de Santa Bernardita en Lourdes, o de los Santos Francisco y Jacinta en Fátima, comprendemos que la Virgen no se fija en nuestros títulos, conocimientos o capacidades. Ella nos habla al corazón cuando somos humiles y sencillos. Esa humildad no contradice, sino que fortalece la certeza de que somos sus hijos.

En nuestro continente, la Virgen consiguió esa sencillez en San Juan Diego, el vidente indígena de la Virgen de Guadalupe y, muy especialmente, en la tribu Coromotana. Esto se debe a que María Santísima en nada contradice la voluntad de Dios, y ella misma fue testigo de que Dios encontró complacencia en su humildad, en su pequeñez (Lc 1,48). Probablemente, no hay virtud humana más querida por Dios que la humildad. Es significativo que, cuando los adultos iban a la quebrada, no podían ver a la Santísima Virgen. No podemos pensar en esto sin recordar aquellas palabras que Jesús dijo con emoción: “Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la Tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a gente sencilla. Sí, Padre, pues así te ha parecido bien” (Mc 11,25-26).

Como hemos dicho, esta Consagración será una renovación de la gracia bautismal. Por lo tanto, es ocasión para pedir con humildad la gracia de recuperar nuestra antigua inocencia, que se significa en las vestiduras blancas del bautismo, sacramento que queda simbolizado también en las aguas de la quebrada donde los niños ven a la Virgen. Por otro lado, así como en la celebración del bautismo los padres se comprometen, con la oportuna colaboración de los padrinos, a educar a los hijos en la fe; así nosotros hemos de estar conscientes de que esta Consagración es un impulso para que nos dejemos formar y guiar por la Palabra de Dios, expuesta auténticamente por la Iglesia. Al igual que los indios, quienes recibían la enseñanza y el santo bautismo.

Es importante reconocer que Dios “conoce de lejos al soberbio” (Sal 138,6). Por eso, en esta preparación, tengamos el propósito de que nuestro corazón se ablande. Porque no hay nada peor que tener un corazón duro, soberbio. Tanto el Sagrado Corazón de Jesús como el Corazón Inmaculado de María están envueltos en llamas de amor, pongamos nuestro corazón en ese fuego divino, para que se ablande y así el Señor lo pueda moldear, para que no sea un corazón de piedra sino un corazón de carne. Ayer reflexionábamos que esto es un caminar, es un viaje interior, hoy podemos pedir que nuestro corazón arda en el pecho al recibir estas enseñanzas, como los caminantes de Emaús. (cf. Lc 24,32)

REFLEXIÓN PERSONAL:

¿Qué siento al saber cómo la Virgen ama y se deja ver por los niños? ¿No percibo en mi corazón ese deseo de ser santo, sencillo, humilde de corazón? ¿Estoy dispuesto a pedirle a Dios de corazón que restituya mi inocencia rompiendo con los vicios o estructuras de pecado que hay en mi día a día?

ORACIÓN

Madre del Cielo, ¡qué hermosa eres! Con cuanta belleza adorna la humildad tu alma. Yo también quiero ser muy humilde. Estoy cansado de sufrir a causa de mi orgullo, es un peso que me agobia, me quita las fuerzas, me entristece. Quiero ser tu siervo, como los niños Coromotanos, servirte a ti es mucho más que ser el dueño de toda la tierra. Soy todo tuyo, acéptame por tuyo y líbrame de la vanidad. Con tu ayuda seré mas feliz, con una fe más sencilla y un carácter más apacible. Y si en el pasado te serví mal, perdiendo tan bellas ocasiones de honrarte, en adelante quiero ser diferente. Así lo prometo y, con tu ayuda, así espero cumplirlo. Amén.

PRÁCTICAS
  • Rezo meditado y pausado del Santo Rosario (Puede ser en cualquier momento del día, recomendamos no dejarlo para la noche, ni a última hora).
  •  Examen de conciencia diario, antes de dormir. (Usemos el subsidio para el examen de conciencia en el material publicado sobre los 10 mandamientos. Ayudará también para el acto penitencial y eventual confesión, días antes de la Consagración)
  •  Leamos Ezequiel 36, 24-32: “Los recogeré de entre las naciones” Tengamos un momento de lectura orante y meditativa de la Palabra.

Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, ¡renueva la fe en toda la extensión de nuestra Patria!

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