ORACIONES INICIALES DIARIAS (Usar el material publicado en el chat)
JACULATORIA
¡Santísimo Sacramento del Altar, te adoramos desde el Corazón Inmaculado de María de Coromoto!
EL TESTIMONIO DE UN NIÑO
El indiecito, que interiormente desaprobaba la torpe conducta de su tío, estaba muy apesadumbrado por todo lo ocurrido con la Bella Señora, la había visto en la quebrada y en la choza. Su corazón de cristiano le decía que el trato a la Señora no había sido bueno, reparó cuidadosamente el escondite de la sagrada imagen y resolvió dar aviso a Juan Sánchez de lo sucedido. El recuerdo de la Virgen Bendita no se apartaba ni por un instante de su espíritu; lo que había visto le dejó impresión tan honda que no le fue posible entregarse al sueño; a eso de la media noche salió a hurtadillas de la choza y se fue apresuradamente para Soropo. Corrió a través de la llanura y el bosque y en poco tiempo recorre el trayecto entre Coromoto y Soropo. Parece que la Virgen le ayuda y le hace liviano el andar. Llega a Soropo, pero como todos estaban durmiendo se acurruca junto a la puerta y allí espera hasta el amanecer.
La esposa de Juan Sánchez quedó sorprendida cuando al abrir la puerta de su casa, en la madrugada del domingo, vio al niño junto a ella. El indiecito refirió a la Señora lo mejor que pudo todo cuanto había visto, aunque con alguna dificultad, pues no se expresaba bien en castellano. La Mujer llamó a su marido y le dijo:- Juan, ayer tarde dimos licencia a este niño para que fuera a Coromoto a visitar a su madre, y amaneció aquí, contando que anoche una Mujer muy linda llegó a la casa de su tío el cual la quiso tirar con su flecha y que la cogió y la escondió en su casa. Juan se sonrió y no dio crédito a lo que decía el indiecito. El niño volvió a narrar la prodigiosa historia y viendo que todavía no se le daba fe a lo que relataba, dijo con vehemencia: - Vaya a Coromoto ahora mismo y lo verán.
El pequeñuelo insistió que fueran con él a cerciorarse de la verdad del hecho. Al fin, Juan Sánchez le contestó:- ve a buscar las dos mulas e iremos contigo. Es de saber que estos dos animales sueltos en la sabana eran en extremo ariscos, solo se le podían coger con lazo y a veces se tardaban hasta dos horas para traerlos. El niño se dirigió presuroso a la sabana donde halló las dos mulas juntas y muy quietas como si estuvieran sumidas en un profundo sueño; con la mayor facilidad les puso el lazo, las ató y las trajo a la casa, sin que opusieran resistencia.
MEDITACIÓN
Ya hemos reflexionado acerca de la disposición que la Virgen suele conseguir en el corazón de los más pequeños y humildes para designarlos como mensajeros suyos. Justamente la consagración al Corazón Inmaculado de María es un acto de incalculable humildad. Esta consagración significa repetir, como San Juan Pablo II, desde lo más íntimo del corazón: "Totus tuus ego sum, Maria, et omnia mea tua sunt” Estas palabras marcaron el pontificado del Papa Juan Pablo II, y significan: "Soy todo tuyo María, y todo lo que tengo tuyo es". Confiar a la Virgen el corazón, la voluntad, los proyectos, los bienes materiales y espirituales, significa permitir que ella sea administradora de nuestra vida y disponga de todo lo nuestro, más aún, de nosotros mismos, según su parecer bendito. Significa pronunciar nuestro pequeño “fiat” (hágase) para que se haga en nosotros su gran ‘Fiat’ a la voluntad de Dios. Con razón el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 511) nos recuerda la enseñanza de Santo Tomás de Aquino: “María pronunció su ‘fiat’ ocupando el lugar de toda la naturaleza humana".
El relato de hoy nos muestra un niño corriendo decididamente por la llanura (¿cómo no recordar la presurosa partida de María a visitar a Isabel?) para anunciar lo que sus ojos habían visto. Sin saberlo quizás, él estaba participando de un acontecimiento histórico, era el anunciador, el primer evangelizador del milagro de la Reliquia de la Virgen de Coromoto. Estos son los emisarios de María, los que están decididos a pregonar sus glorias y sus mercedes sin dilaciones. Refiere San Alfonso que San Buenaventura enseñaba que quienes se afanan en propagar las glorias de María, tienen asegurado el paraíso. Esto lo debemos entender en el sentido de una íntima adhesión al Corazón de María que no encuentra satisfacción sino en cumplir la Santa Voluntad de Dios. Ciertamente, la tradición espiritual de la Iglesia y la misma evidencia bíblica nos muestran que ante la presencia de María huye Satanás y sus insidiosas tentaciones. A diferencia de Eva, María no dialoga con Satanás, sino que pisa su cabeza (cf. Gn 3,15). Es la victoria definitiva de la Virgen.
En este sentido, San Juan Pablo II repetía aquellas palabras proféticas que escuchó de su buen amigo el Cardenal Wyszynski: “La victoria, cuando llegue, será por medio de María”. Muchas personas encuentran dificultad para asimilar estas verdades, porque todavía están un poco cerrados en sus propios razonamientos. Al igual que el cacique, no terminan de comprender la grandeza y la cercanía de la Virgen, y la cooperación íntima que ella tiene en la redención que Cristo nos trae, a la cual ella está asociada de forma singular. Uno de los objetivos de Satanás es entorpecer el discernimiento de los cristianos ante esta realidad que, por otro lado, la Iglesia no ha dudado en proclamar. San Pablo VI, por ejemplo, el 30 de junio de 1968, proclamaba la solemne profesión de fe, en la que también decía que la Santísima Virgen María “continúa en el cielo ejercitando su oficio materno con respecto a los miembros de Cristo, por el que contribuye para engendrar y aumentar la vida divina en cada una de las almas de los hombres redimidos”. Así pues, la Virgen continúa engendrando a Cristo en el corazón de los creyentes y por lo tanto reconocemos en el llamado de nuestra conciencia y en nuestra conversión del corazón, una especial intervención de nuestra Madre del Cielo.
PARA REFLEXIONAR
¿Soy de las personas que dicen que respetan a la Virgen, pero que no creen en ella? ¿me parece fanático o exagerada la devoción y el amor que muchos fieles tienen por María, al predicar su grandeza o promover su devoción? Cuando anuncio el evangelio, ¿lo hago con esa prontitud, convicción y entusiasmo con que lo hace el niño del relato? ¿O nunca me atrevo a predicarle a alguien porque pienso que esa tarea no es mía, sino de otros? ¿Estoy dispuesto a pedir en esta consagración que crezca en mi ese amor decidido por la Madre de Dios?
ORACIÓN
¡Oh bienaventurada Virgen María! Con cuánta ternura y suavidad quedaste marcada en el alma y la memoria de este niño. Yo quiero proclamar tu bienaventuranza con ese entusiasmo, con esa candidez y esa seguridad. Que yo pertenezca a las generaciones que te llaman bienaventurada. Reconozco que en el bautismo también fui constituido profeta, para hablar en nombre de Dios, pero muchas veces he preferido callar y desentenderme. Que Dios me conceda seguir tu buen ejemplo, tu siempre has sido evangelizadora, y que el testimonio valiente del indiecito me ayude a nunca sonrojarme o avergonzarme por hablar de Dios en los ambientes donde vivo, a menudo tan paganos e incrédulos. Amén.
PRÁCTICAS
Rezo meditado y pausado del Santo Rosario (Puede ser en cualquier momento del día, recomendamos no dejarlo para la noche, ni a última hora)
Examen de conciencia diario, antes de dormir. (Usemos el subsidio para el examen de conciencia en el material publicado sobre los 10 mandamientos. Ayudará también para el acto penitencial y eventual confesión, días antes de la Consagración)
Leamos el salmo 116 “Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante”. Tengamos un momento de lectura orante y meditativa de la Palabra.
Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, ¡renueva la fe en toda la extensión de nuestra Patria!
¡Oh bienaventurada Virgen María! Con cuánta ternura y suavidad quedaste marcada en el alma y la memoria de este niño. Yo quiero proclamar tu bienaventuranza con ese entusiasmo, con esa candidez y esa seguridad. Que yo pertenezca a las generaciones que te llaman bienaventurada. Reconozco que en el bautismo también fui constituido profeta, para hablar en nombre de Dios, pero muchas veces he preferido callar y desentenderme. Que Dios me conceda seguir tu buen ejemplo, tu siempre has sido evangelizadora, y que el testimonio valiente del indiecito me ayude a nunca sonrojarme o avergonzarme por hablar de Dios en los ambientes donde vivo, a menudo tan paganos e incrédulos. Amén.
PRÁCTICAS
Rezo meditado y pausado del Santo Rosario (Puede ser en cualquier momento del día, recomendamos no dejarlo para la noche, ni a última hora)
Examen de conciencia diario, antes de dormir. (Usemos el subsidio para el examen de conciencia en el material publicado sobre los 10 mandamientos. Ayudará también para el acto penitencial y eventual confesión, días antes de la Consagración)
Leamos el salmo 116 “Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante”. Tengamos un momento de lectura orante y meditativa de la Palabra.
Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, ¡renueva la fe en toda la extensión de nuestra Patria!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario