ORACIONES INICIALES DIARIAS (Usar el material publicado en el chat)
JACULATORIA:
¡Santísimo Sacramento, te adoramos desde el Corazón Inmaculado de María de Coromoto!
UNA HERMOSA SEÑORA
Cierto día del año 1651, el Cacique de los indios Coromoto de las Tribus de los Cospes, en compañía de su mujer, se dirigía a una parte de la montaña donde tenía una tierra de labranza. Al llegar a una quebrada, una hermosísima Señora de belleza incomparable, que sostenía en sus brazos un radiante y preciosísimo niño, se presenta ante ambos caminando sobre las cristalinas aguas de la corriente. Maravillados éstos, contemplaban embelesados a la majestuosa Dama, que les sonríe amorosamente y habla al Cacique en su idioma, diciéndole: “sal a donde están los blancos para que reciban el agua sobre la cabeza y así puedan ir al cielo”. Estas palabras iban acompañas de tanta unción y fuerza persuasiva, que enajenaron el corazón del Cacique y le dispusieron a cumplir los deseos de tan encantadora Señora.
MEDITACIÓN
Hermanos, vivamos espiritualmente los acontecimientos que nos narra la historia de las apariciones de la Virgen de Coromoto. El punto de partida es una actitud de humildad, reconociendo que, ante Dios, somos como aquel cacique que desconocía los misterios de la fe. Nosotros, aunque tengamos muchos años en la Iglesia, hemos de reconocer que es infinitamente más lo que desconocemos del amor y el misterio de Dios que lo que hemos podido conocer de Él. Permitámonos a partir de este día ser sencillos ante Dios y dejarnos hablar por Él al corazón, a través de la dulzura y la pureza que brotan del Corazón Inmaculado de María. En el día de hoy se describe a la Virgen como “una hermosísima Señora de belleza incomparable”. ¿De dónde brota la belleza de la Virgen? sin duda de ser ella la “llena de Gracia” (Lc 1,28). En María, Dios ha derramado todas las virtudes. Ella está ‘llena’ de la presencia de Dios y no hay lugar al pecado. Todo esto era necesario porque ella iba a ser la Madre de Cristo, el cual es Dios y Hombre verdadero. Por eso la Virgen aparece con el “preciosísimo niño en sus brazos”. Su finalidad no es otra que nosotros adoremos a su Hijo Jesucristo.
La Virgen, como buena madre, está especialmente preocupada por nuestra salvación. Sus primeras palabras al Cacique Coromoto es invitarlo a que se bautice. Por eso, desde hoy expresamos nuestro deseo de que esta consagración sea para nosotros una renovación de la gracia bautismal. Una vez fuimos bautizados, en ese momento nuestra alma se llenó de la luz y de una pureza limpísima porque participamos del bautismo de Cristo. Pero, quizás, en este momento hemos perdido esa santidad, hemos vivido a la merced del mundo y a la deriva de las tentaciones. Es momento que nos detengamos, que miremos al pasado y decidamos continuar la obra formidable que comenzó Dios en nuestra vida en el momento que fuimos bautizados. Hermanos, el bautismo es el nuevo nacimiento del agua y del Espíritu, sin el cual no podemos entrar en el Reino de Dios (Jn 3,5). Por eso nuestra Madre le dice al Indio Coromoto que esa agua es necesaria para ir al Cielo.
Aquel hombre quedó maravillado con lo que sus ojos veían y se dispuso a seguir las indicaciones de la Santísima Virgen. ¡Cuán hermosa es nuestra Madre! Aunque Cristo envió a los discípulos a que llevaran su palabra y bautizaran hasta los últimos rincones de la tierra (Mt 28, 18-19), ella se une a la Iglesia y es ella la primera misionera que, en los cruciales tiempos de la colonia, muestra su rostro amoroso y maternal para que el mensaje de salvación que traían los misioneros fuera aceptado más fácilmente y el evangelio de Cristo germinara en estas tierras. Por eso San Bernardo, Abad, decía: “busquemos la gracia, pero busquémosla por medio de María”. Si en Cristo has recibido el baño bautismal de la gracia, y ahora quieres reorientar tu vida para ponerla de nuevo completamente en manos de Dios, tiende tu mano a la Virgen, con la sencillez de un niño, para que ella te guíe al nuevo nacimiento (cf. Jn. 3,3) y recibas el don de la Conversión del Corazón.
REFLEXIÓN PERSONAL:
¿Me he detenido a valorar que el día de mi bautismo se abrieron para mí las puertas del Reino de Dios? ¿Conozco el día que fui bautizado? ¿Lo celebro gozosamente porque ese fue el día de mi nuevo y definitivo nacimiento? ¿verdaderamente deseo recibir una profunda unción espiritual, que me impulse a dejar el pecado y vivir una vida nueva? ¿renuevo mi bautismo en el sacramento de la confesión? ¿cuánto tiempo tengo sin confesarme?
ORACIÓN
Madre de Dios y Señora Mía, cuántas veces he ensuciado el traje bautismal con mis pecados. Pero yo creo firmemente que Dios te concedió a ti la gracia singular de preservarte del Pecado Original. Y creo también que nunca en tu vida admitiste la más pequeña ofensa a Dios. Tú, Madre, eres para mi fuente de tranquilidad, porque al pensar en ti me doy cuenta de que la vida eterna me espera, y que Dios puede hacer cosas grandes también en mi alma. Así lo creo, y confío en ti. Intercede por mí. Amén.
PRÁCTICAS
Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, ¡renueva la fe en toda la extensión de nuestra Patria!
- Rezo meditado y pausado del Santo Rosario (Puede ser en cualquier momento del día, recomendamos no dejarlo para la noche, ni a última hora)
- Examen de conciencia diario, antes de dormir. (Usemos el subsidio para el examen de conciencia en el material publicado sobre los 10 mandamientos. Ayudará también para el acto penitencial y eventual confesión, días antes de la Consagración)
- Leamos el salmo 103 (102): “Bendice, alma mía, al Señor” Tengamos un momento de lectura orante y meditativa de la Palabra.
Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, ¡renueva la fe en toda la extensión de nuestra Patria!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario