8/30/21

CUARTO DÍA

 


ORACIONES INICIALES DIARIAS (Usar el material publicado en el chat)

JACULATORIA:

¡Santísimo Sacramento, te adoramos desde el Corazón Inmaculado de María de Coromoto!

LAS PRIMERAS RESISTENCIAS


El Cacique, al principio, asistía gustoso a las instrucciones, pero después se disgustó con su nueva situación y, anhelando la soledad de sus bosques, se apartó de las reuniones de Juan Sánchez, sin querer aprender la Doctrina Cristiana, ni recibir las saludables aguas del bautismo.
Por la tarde del sábado, 8 de Septiembre de 1652, Juan Sánchez dispuso reunir a los indios que trabajaban en Soropo, para que se reunieran con todos sus compañeros y asistieran a los actos religiosos que se iban a practicar en el caney. El Cacique se negó rotundamente a esta invitación y mientras sus compañeros honraban con humildes preces a la excelsa Reina de los Cielos y Tierra, él con grande enojo y rabia salió precipitadamente para Coromoto. El bohío del Cacique Coromoto tenía una sola y pequeña puerta de entrada, donde al anochecer del sábado 8 de septiembre de 1652, se hallaban la Cacica, su hermana Isabel y un hijo de esta última, indiecito muy agraciado de doce años de edad. Había llegado de Soropo esa misma tarde con el objeto de ver a su madre, pues de ordinario se quedaba con la esposa de Juan Sánchez ayudándola en sus múltiples ocupaciones diarias.

MEDITACIÓN


En este cuarto día de preparación nos encontramos con una situación particular, el Cacique Coromoto empieza a mirar con desdén su nueva situación y añora regresar a la vida anterior. No nos ha de extrañar que esto ocurra. Hemos estado considerando que la conversión es como un viaje espiritual. En todo viaje que pretende ser definitivo suele haber dudas, incomodidades, temores y adversidades que nos hacen pensar que quizás lo mejor es regresar. Lo mismo ocurre en la vida espiritual. Recordemos cómo el pueblo de Israel, después de haber sido liberado de la esclavitud, añoró regresar al cautiverio para comer de las ollas de los egipcios (Ex 16,3). El acontecimiento determinante de la pascua, cuando pasaron victoriosamente en medio del Mar Rojo, fue convirtiéndose en un recuerdo remoto que perdía solidez ante el hambre y la aridez del desierto. Por eso, hermanos, no es más santo el que ve cosas extraordinarias, sino el que sabe caminar en la fe perseverante, abriendo día a día el corazón a Dios y a los hermanos incluso en circunstancias adversas.

El cacique se negó a seguir adelante con su iniciación cristiana. Pero Dios no permitiría ninguna de nuestras debilidades si de ella no pudiera sacar un bien superior. Es por eso que ante esta nueva actitud viene siempre una nueva invitación de Dios, a través de la Santísima Virgen. Quizás al leer estas cosas algunos se identificarán con los demás indios que siguieron adelante con la formación cristiana. Otros con el cacique, que después de comenzar prefirió volver a la vida anterior. La conversión es un proceso de morir al hombre viejo para nacer al hombre nuevo (Ef 4,22-24). Pero es un proceso integral, que va guiado por la gracia de Dios y que involucra todos los elementos de nuestra vida. No podemos abrir el corazón a la acción del Espíritu Santo solamente para algunas cosas. Como la persona que asiste a la celebración eucarística, educa cristianamente a sus hijos, pero tiene un trabajo deshonesto donde consigue dinero ajeno o de forma fraudulenta. El Señor nos visita en cualquier circunstancia de nuestra vida, pero para que dejemos las redes del pecado (cf. Mt 4,20) y decidamos tener una vida limpia.

Así pues, durante la cuaresma del año 2018 el Papa Francisco explicaba que la conversión tiene tres campos de realización. Está la conversión de las obras, hacer obras buenas, obras de misericordia. Como nos enseña Jesús en el sermón escatológico: “tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber…” (Mt 25). Hay personas que tienen una conciencia adormecida con las necesidades ajenas, y solamente se preocupan por las suyas. O tienen el corazón restringido solamente a sus familiares y allegados, sin caer en cuenta de que todo ser humano que sufre es también su hermano. Esta conversión está relacionada también con la conversión del sentimiento. San Pablo nos exhorta a que tengamos los mismos sentimientos de Cristo (Flp 2,5). Un ejemplo de esta conversión, apuntaba el Papa, se expresa en la parábola del buen samaritano. Aquel hombre hizo suya la necesidad de su prójimo, lo subió sobre su misma cabalgadura, compartió su sufrimiento. Esto brota de un corazón compasivo, que siente como sintió Cristo. En tercer lugar está la conversión del pensamiento. ¿Cómo son nuestros pensamientos? Aquí hay dos extremos que conviene evitar. Hay personas que piensan que convertirse significa juzgar y criticar a los demás, porque son unos paganos que no merecen nuestra aceptación. Hay otros que piensan que la conversión significa aceptarlo todo desde un falso concepto de misericordia, amor o inclusión. Es la conversión a la tolerancia desmedida, ya no existiría el pecado ni la santa voluntad de Dios. Lo que existe es la voluntad del hombre. La conversión del pensamiento es pensar desde el amor y la verdad. Amor para ver a Cristo en cada hermano, verdad para transformar nuestra vida según los criterios de Cristo, nuestro Señor y Salvador. Sin duda, la conversión de vida es un proceso guiado por el Espíritu Santo donde nuestra mejor aliada, Madre y Maestra es la Santísima Virgen, como ocurrió con el Cacique Coromoto. La Consagración al Corazón Inmaculado de María suele dar un impulso decidido a una vida de conversión que permite saborear todo cuanto viene de Dios.

REFLEXIÓN PERSONAL

¿Me ha ocurrido que empiezo a tener una vida más cristiana pero con el tiempo me he desanimado y desistido? ¿Para mí la vida cristiana es como una camisa de fuerza o es una vida de genuina libertad? ¿Me considero cristiano, pero observo que me falta la conversión de las obras, el sentimiento o el pensamiento? ¿En el santo rosario pido por la conversión de los pecadores, sabiendo que yo soy el primero de todos? ¿Mi forma de pensar es relativista, será que soy cristiano pero estoy ‘convertido’ al mundo en mis criterios, al apoyar estructuras de pecado que ofenden a Dios, degradan al hombre y a la mujer y la Iglesia denuncia?

ORACIÓN

Oh María, Santísima Inmaculada Concepción, tú que al ser llena de la gracia de Dios viviste en plenitud la virtud y no permitió Dios, ni lo quisiste Tú, que el pecado tocara tu ser, te pido intercedas por la conversión, la salvación y la purificación de los pecadores, especialmente de los más empedernidos, considerándome yo el primero de ellos, para que mediante la contrición, el propósito de enmienda y una buena confesión podamos alcanzar la gracia de Dios y caminemos en esta vida con un corazón renovado. Amén.

PRÁCTICAS

  • Rezo meditado y pausado del Santo Rosario (Puede ser en cualquier momento del día, recomendamos no dejarlo para la noche, ni a última hora)
  • Examen de conciencia diario, antes de dormir. (Usemos el subsidio para el examen de conciencia en el material publicado sobre los 10 mandamientos.
  •  Ayudará también para el acto penitencial y eventual confesión, días antes de la Consagración) Leamos el salmo 32 (31): “Dichoso al que El Señor perdona sus culpas”. Tengamos un momento de lectura orante y meditativa de la Palabra.


Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, ¡renueva la fe en toda la extensión de nuestra Patria!



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